[El padre]
Eugeni Torné Duran,
la tercera generación de Eugenis.
El carácter no se aprende ni se enseña. Viene con la tierra, con la casa y con el nombre. Somos un poco geniudos porque, viniendo de donde venimos históricamente, no podríamos ser de otra manera.
La terquedad es un rasgo característico e intrínseco del «pagès». Y cuando decimos «pagès» no nos referimos a ninguna caricatura folclórica, sino al «pagès» de Josep Pla, que "no será nunca un labrador ni un campesino, sino una figura humana personal, perfectamente individuada y distinta. Un «pagès» es un «pagès» y nada más que un «pagès»; un hombre que va con el corazón en su mano, se gana el pan con el ácido úrico del sudor de su frente, y hace una vida frugal, lenta, sencilla y virtuosa. En este sentido, ser un «pagès» es un honor muy elevado”.
No se trata de permanecer en la nostalgia de tiempos pasados, ni de aferrarnos a ellos por miedo al cambio. Nuestra terquedad no es ninguna manía. Se trata de principios, de negarse a rendirse a la pérdida de ciertas cosas, por insignificantes que parezcan; de saber de dónde venimos y actuar en consecuencia con lo que se hereda, lo más auténtico, incluso cuando nadie nos mira; de observar e intuir a largo plazo y en la medida justa, sin intervenir demasiado; y de seguir haciendo las cosas con el mismo talante que lo han hecho el resto de Eugenis que han habitado este paisaje mucho antes que nosotros.
Ser «pagesos» y geniudos también es nuestra manera de mirar el mundo. Somos plenamente conscientes de que las prisas no hacen crecer nada, sino que más bien lo estropean, y que no todo madura al ritmo de las agendas ni de los mercados, ni pretendemos que así sea. Sabemos que debemos observar mucho antes de intervenir, que el exceso de químicos y de máquinas —el exceso de todo, en general, menos de trabajo—, desfigura más las cosas que las mejora. Estamos convencidos de que lo que vale la pena, siempre, siempre, cuesta. Cuesta mucho.
Todo esto lo llevamos en la sangre. Y lo tomamos como viene, como quien hereda un viñedo que nadie en sus cabales querría cultivar. Pero es nuestro viñedo. Y por eso es único. Porque no hay otro igual en ningún otro lugar. De ahí nuestro carácter. Es lo que es. No se aprende ni se enseña. Viene con la tierra, con la casa y con el nombre. Somos geniudos porque sí, por naturaleza.
[La cuarta generación]
Laura y Geni. La una, ingeniera agrónoma;
el otro, técnico en producción agropecuaria.
En 2017, después de una experiencia conmovedora elaborando vinos en California y de una larga estancia trabajando los viñedos de los Domaines de Burdeos, llegamos a tener una sensación de lucidez reveladora sobre quién queríamos ser y por qué parajes queríamos que transitara nuestra vida.
Somos Laura y Geni, y encontramos esta claridad de espíritu después de una vendimia elaborando vinos en Napa Valley y practicando otra forma de viticultura en Saint-Jean-de-Duras. Volamos lejos para volver a las raíces y entender quién éramos, qué queríamos y qué era realmente importante para nosotros. Ser conscientes de ello implicaba ir más allá de nosotros mismos y darnos cuenta de que formábamos parte de un ecosistema más grande.
Y esto nos llevó a cambiar la relación que teníamos con el paisaje y la mirada que volcábamos en él, la forma en la que practicábamos nuestra propia viticultura, la elección que hacíamos de las variedades con las que queríamos elaborar nuestros vinos o cómo entendíamos que debíamos conservar el legado vitícola de las generaciones de Eugenis que nos precedían. De este largo e inacabable viaje, nace nuestro ideario.
Nos mueve la propia conciencia y no seguimos ciegamente ninguna ideología.
Somos conscientes de que necesitamos una sensibilidad especial para comprender cada ciclo vitícola, aceptarlo, tomar conciencia de la pobreza de nuestros suelos, de la roca madre que nos aflora en todo momento y en todas partes, de la sequía que a veces nos mata las cepas y la moral, o de la lluvia, que otras veces nos trae fuerza y vigor y míldiu a partes iguales. Esto hace imposible seguir ningún dogma. Las convicciones deben surgir, a la fuerza, de la observación y la experiencia, que van amoldándose a las circunstancias del lugar y de la añada. De esta forma concebimos nuestro trabajo. Por este motivo trabajamos una viticultura de secano, austera y sostenible, centrada en recuperar la vida de los suelos, fomentar la biodiversidad y ayudar a que cada cepa pueda ganarse el agua y los nutrientes necesarios para echar raíces aquí. Creemos que sólo así, podemos obtener uvas libres, auténticas y con carácter, que es lo máximo a lo que aspiramos para materializar nuestro paso insignificante por este paisaje.
[Vida PNDS]
Formamos parte de este colectivo de vitivinicultores del Penedès que defendemos un Penedès digno.
[Vida PNDS]
Formamos parte de este colectivo de vitivinicultores del Penedès que defendemos un Penedès digno.
Si hablamos de carácter debemos hablar de los de casa. De nuestro carácter rústico y seco. Geniudos y geniudas por naturaleza. Rurales hasta los túetanos. Hijos de Can Romeu de los Borrulls. Sabemos perfectamente el esfuerzo que se necesita para hacer crecer uvas en esta pequeña patria donde las laderas del Riudebitlles se besan con la Cuenca del Río Anoia.
Con la voluntad de echar raíces en un lugar y ser capaces de ganarnos la vida sólo con lo que da la tierra, en Ca l'Eugeni llevamos unas cuantas generaciones afinando el arte de vivir en esta pequeña patria que rodea Can Romeu dels Borrulls. La viña, ambos ríos, márgenes, caminos, torrentes, el pueblo, han sido el escenario de este empeño: unir el carácter rústico y seco de los de casa con la delicadeza que exige hacer crecer una cepa y conseguir hacer vino.
La alineación titular de las cuatro generaciones de Ca l'Eugeni bien podría contarse con un tatarabuelo heredero de la Guerra de Cuba; unos bisabuelos que hicieron tratos con uno de los Siete Sabios de Grecia —o con el demonio, según quien lo explique—; unos abuelos que nos enseñaron la tierra con las manos más que con las palabras; y los padres, que nos intentaron sacar de la cabeza esto de hacer de «pagès» y nosotros dos que no y que no, geniudos por naturaleza.
¿Qué es, al fin y al cabo, nuestra casa sino una despensa de paisajes construida con la mirada de todos los que hemos vivido en ella?
Más que llevarnos muy lejos en busca de nuevos horizontes —que también—, el vino nos ha empujado siempre y sobre todo a mirar hacia casa: en el mosaico de cultivos que coexisten con el viñedo, en las pequeñas masas forestales que nos rodean, en los dos ríos que nos atraviesan como dos grietas, en las bestias que conviven con más o menos buena voluntad con el resto. Es este paisaje, vivido y trabajado por generaciones de Eugenis, el que acaba configurando nuestra alineación titular: cuatro Eugenis calcados el uno al otro, la bisabuela Teresina, la abuela Maria, Laura, y el vínculo de todos ellos con este sitio.
Todo el mundo es libre de irse. Nosotros hace noventa años que todos los días decidimos quedarnos.
[2001]
Laura y los macabeos de antes.
[2001]
Laura y los macabeos de antes.